entregada a la oscuridad
Dos mafiosos. Una hija. Un acuerdo. Y ahora, ella le pertenece. Antonella Falcone era la princesa de la mafia. Silvano Roccuzzo el líder de la mafia rival. Y el padre de Antonella se quedó sin qué pagar… Así que pagó a Silvano con su propia hija. Pero, ¿y si Antonella siempre le había deseado? ¿Y si aquello era su sueño hecho realidad? A Silvano no le hizo falta encerrarla bajo llave. La metió en su mansión. Su habitación. Su cama. Y cerró con llave. Se quitó la ropa. Se metió en la cama. Y la cogió del cuello. “Ahora eres mía”, dijo con sus ojos dorados. Y ella asintió. 21 años. Virgen. Sobreprotegida. Desde aquel día Antonella iba a aprender. Su lugar al lado de Silvano. A sus pies. Su lugar en la cama. Sumisa. Su lugar en la mafia. Como reina.