viraje mortal
Estaba sentado en el volante de mi coche, esperando la señal de salida en una prueba que estaba seguro que iba a ser la última que correría en mi vida. Unos meses antes me hubiese echado a reír con unas grandes carcajadas, si alguien se hubiese atrevido a decirme que aquello que estaba a punto de suceder, era real. Ahora, cuando los segundos que faltaban para que diese comienzo la prueba, se acercaban, estaba seguro de que no solo no iba a ganar, sino que iba a morir en la vuelta veintitrés, al tomar el viraje anterior a la recta de meta. Resultaba cómico, increíble, algo fuera de lo que en estas situaciones, más propias de cualquier historia peliculera, que de la realidad, estaba a punto de suceder. Y yo no me reía.