el loco de oklahoma
Elliot Cassady tiró de las riendas al llegar a lo alto de la colina. Se despojó del sombrero descubriendo un pelo abundante y rebelde que asomaba a mechones sobre la frente. Su rostro bañado en sudor. Un rostro de aniñadas facciones acentuadas por unos ojos azules de sempiterno destello burlón. Aunque con una barba de varios días, se adivinaba un rostro de correctas facciones. Atractivo para las mujeres. Tal vez por despertar en ellas un instinto maternal o de protección. El aniñado rostro de Elliot Cassady resultaba engañoso. Era un individuo que sabía protegerse solo.