«cowboy»
Rod Langdon se sobresaltó al oír los disparos. Con un rápido ademán se apoderó del «Colt» oculto bajo su silla de montar, a la vez que se incorporaba con agilidad felina. Su sombrero de ancha ala y copa aplastada quedó a sus pies. Dos nuevos disparos llegaron hasta él amortiguados por la distancia. Rod Langdon se inclinó para recoger su cinturón-canana, que se ajustó lentamente a su cintura. Sacudió el sombrero en una de las perneras y luego se lo encasquetó semiocultando su negro pelo. Alzó los ojos al cielo.