PAÍS LIBRO

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ada coretti

la muerte regaló cinco llaves

Finalmente, la soga le alcanzó el cuello y se ciñó en torno a su yugular.Arlene chilló de nuevo, esta vez dando una sacudida tan violenta que estuvo a punto de volcar el sillón de ruedas.Se llevó las manos a la cuerda, desesperadamente, queriendo aflojársela pero la soga se alzó, de pronto, y ella también quedó allí colgando, junto a tío Jess.Poco después, se balanceaban sus piernas sin vida, como asimismo sin vida se balanceaba su cuerpo.