PAÍS LIBRO

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a. rolcest

muerte en los rostros

Era corpulento, de enormes fuerzas, y así que cogió a Willie de los hombros lo atrajo contra su pecho sujetándole de forma que lo dejó inmovilizado. Mientras, el que había recibido el golpe en el estómago, le rodeó para cogerlo por las piernas sin correr mucho peligro. Willie no se opuso. En realidad era lo que estaba esperando. Así que sus pies estuvieron separados del suelo, puso en juego varios movimientos de contracción y estiramiento, de manera que los que le sujetaban se veían obligados a seguir sus balanceos.