PAÍS LIBRO

Autores

a. rolcest

convoy en ruta

Cuando se dio la orden de arriar los botes, ya nadie pudo oírla. El buque escoraba deprisa, hundiéndose de popa. El oleaje saltaba la borda, a la busca de escotillas abiertas. Las próximas explosiones alcanzaban con su relámpago las espasmódicas contorsiones del buque que harto de zigzags, optaba por la definitiva voltereta. Por cubierta, agarrándose a cables, veíanse a hombres pugnando por alcanzar un bote, que medio destrincado, balanceábase con movimiento de péndulo.