caído en la trampa
El Espectro 2 La luz de los faros del Bólido de Acero pasó como una exhalación alumbrando la arboleda de una rápida curva del camino. El veloz artefacto, cuyo motor, relativamente silencioso, era, en cambio, de extraordinaria potencia, enfiló una recta, precipitándose, raudo, hacia la sombra de un caserón, cuya severa silueta recortábase en negro, sobre el cielo acribillado de estrellas.