asalto a la ópera de viena
El Valle Dorado resplandecía al sol y partían de él músicas y canciones alegres. Enmarcado por las cumbres que se recortaban irguiendo sus asperezas sobre el espacio azul, contrastaba en su fondo verde y al pie del bosque selvático un policromado campamento de viviendas rústicas, tiendas de pieles y grandes chozas de madera que servía de abrigó a los francotiradores de Esteban Goth.