Estamos en el año 2026, en la super-mecanizada Metrópolis. Aquí la sociedad está dividida en dos clases: los ricos y soberbios Amos (que viven en la superficie), y los sufridos
«Todo un mundo de fantasía al servicio de una apasionante novela de amor». Tal es el comentario —expresado con frase cinematográfica— que sugiere la lectura de estas páginas