«Estaba absolutamente segura de tres cosas. La primera: con toda probabilidad Edwart era mi alma gemela, tal vez. La segunda: había en él una parte vampírica —la cual yo suponí
Un poema infumable, una misión suicida, una guerra, una anillo ideal para escaquearse de cualquier boda, un rey sin reino donde reinar, y un pequeño, peludo y estúpido, llamado