¿Dónde han ido a parar los crímenes sanos, buenos, misteriosos; esos que hacen habitables todos los países civilizados de este mundo; los que tienen un móvil perfecto en el que
«La Verdad es siempre revolucionaria, según dicen; incluida la verdad meteorológica». Y así, por una casualidad, y a causa de un cadáver tendido sobre la acera recién lavada po