santiago lorenzo
las ganasBenito vive desganado, aunque se muere de ganas: anda destrozado porque lleva tres años sin sexo. Por eso colecciona llaveros, sufre lo indecible cuando ve a una mujer bonita e
los asquerososManuel acuchilla a un policía antidisturbios que quería pegarle. Huye. Se esconde en una aldea abandonada. Sobrevive de libros Austral, vegetales de los alrededores, una pequeñ
los huerfanitosCuando las deudas sobrepasaban sus excusas, Ausias Susmozas —manirroto patriarca del Pigalle, un teatro de pasado glorioso— agarró el petate y se mudó al otro barrio. Su muerte
los millonesA uno del GRAPO cuyas ilusiones son tan austeras que más que soñarse, se padecen, le gusta consolarse perfumándose con Nenito (remedo de Nenuco) y fumando Rex (en cajetilla de
tostonazoNuestro protagonista es un tipo sin oficio ni beneficio que se ve, de repente, trabajando como becario en el centro de las cosas: una película en Madrid. Un rodaje mangoneado p