La enorme y antigua casa de los abuelos, en aquella pequeña ciudad de provincias, necesitaba ciertos arreglos y allí se reunieron un mes de julio los tres hijos y los cuatro ni
Abel y yo empezamos a salir al comenzar el tercer curso en la universidad y la verdad es que no se me ocurre una razón, porque con ese cuerpazo podría haber salido con cualquie