Hay dos formas de silenciar a un locutor de radio. La primera es apagar la radio. La segunda es machacarle la cabeza con un micro de 300 libras. Alguien había elegido este últi
Rufus Reed, reportero estrella, nuevamente jugando con sus corazonadas, cuando la desaparición de una estrella de cine, planeada como un truco publicitario, resulta ser un ases