Jennie encajó la tranca que fijaba la puerta del corral y tomando la linterna que había dejado en el suelo, se encaminó hacia la puerta de la vivienda. En aquel momento un leja
Les quedaban tan sólo ocho horas de vida. Ahí, en la celda de los condenados, había dos hombres que morirían al amanecer. Syd Carridge, soldado sudista que había tomado parte e
Benjamín Forester cruzó el lecho seco y pedregoso de rio Manso y se adentró por un terreno cubierto de mezquites. Ahora veía recortarse limpiamente sobre el azul del cielo una