pascal quignard
butesTres fueron los hombres que se enfrentaron al embrujo de las sirenas, esas extrañas aves que atraían irremediablemente a los marineros con su canto: Ulises, que tomó la precauc
el amor el marA mediados del siglo XVII, el reino de Francia se ve sacudido por las epidemias, las protestas de los hambrientos, las piras de los renegados y las revueltas contra el poder mo
el odio a la músicaNo podemos no oír. Oímos desde antes de nacer y hasta mientras morimos. Oír proviene del latín obaudire, que en castellano terminó dando 'obedecer'. ¿Podemos no obedecer a la m
el odio a la música: diez pequeños tratadosNo podemos no oír. Oímos desde antes de nacer y hasta mientras morimos. Oír proviene del latín obaudire, que en castellano terminó dando 'obedecer'. ¿Podemos no obedecer a la m
el salón de wurtembergCharles Chenogne, un famoso violoncelista, decide abandonarlo todo y retirarse en la vasta finca de su familia, en la región alemana de Wurtemberg, antaño parte de Francia. Dur
el sexo y el espanto«Cuando los bordes de las civilizaciones se tocan y se superponen, se producen sacudidas. Uno de estos seísmos tuvo lugar en Occidente cuando el borde de la civilización griega
las escaleras de chambordEdouard Furfooz, un hombre de cuarenta y seis años, vive apasionado por las cosas minúsculas. Colecciona por el mundo entero todo aquello que cabe en la mano de un niño. En Rom
las lágrimasLas lágrimas es una de las obras más delicadas y hermosas de Pascal Quignard. Una novela que toma la forma de una leyenda o un poema, en la que se narra el destino opuesto de d
las solidaridades misteriosasClaire, una mujer de cuarenta y siete años en la cima de su carrera profesional, abandona su trabajo, su apartamento en París y todo lo que hasta entonces ha conformado su vida
terraza en romaLa novela más hermosa y enigmática de Pascal Quignard, uno de los principales narradores franceses de los últimos años. Terraza en Roma cuenta la tortuosa historia de Meaume, u
todas las mañanas del mundoEn la primavera de 1650, Monsieur de Sainte Colombe pierde a su mujer y queda al cuidado de sus dos hijas pequeñas. Para aumentar sus ingresos, decide dar lecciones de viola de