maxwell grant
anillo de engaños¿Quién es La sombra? Un ser cuya voz se escucha en el éter y cuya risa es una amenaza para sus enemigos. Si alguien está en peligro aparece La Sombra para salvarlo en el moment
dedos de muerteUna atmósfera de tristeza espectral saturaba la habitación donde Josías Bartram yacía. Quizá fuese el silencio lo que producía ese ambiente extraño; quizá el aspecto del mismo
diez millonesEl vestíbulo del Hotel Corona se había llenado de gente a la salida de los teatros. El gran reloj que había por encima del mostrador del conserje señalaba las doce menos veinte
doble zLa mano que empuñaba la llave temblaba. Tras no pocos trabajos consiguió hacerla entrar en la cerradura. Un hombre de elevada estatura penetró en el oscuro vestíbulo y cerró la
el asesino¡Numero extraordinario! ¡”La Noche”! ¡Otro crimen en un tren! Los vendedores de periódicos de Nueva York exhibían un diario con grandes titulares delante de un hombre rechoncho
el crimen en chicagoAquella noche, temprano, un hotel céntrico de Chicago recibió a un nuevo huésped. Era un personaje de elevada estatura, con facciones de ave de presa, que parecían modeladas co
el crimen surca los maresEl Ozark, atracado en el muelle North River, semejaba una enorme y negruzca mole que la niebla de la noche no llegaba a ocultar; en tierra, los estibadores trabajaban febrilmen
el dueño de la muerte-Chofer, deténgase junto a la esquina. El chofer torció hacia la acera, mientras atravesaba la calle Sesenta y Seis, y se detuvo, libre del tráfico de Broadway. El pasajero inc
el fantasma del castilloUn hombre de edad avanzada y hombros encorvados caminaba penosamente por la acera de una avenida tranquila y silenciosa. La oscuridad de la noche nublada se trocaba en una negr
el ídolo vivienteDescendían sobre Manhattan las brumas de la noche. El estruendo de un tren “elevado” se perdió entre la niebla, mientras un hombre solitario descendía por las escalerillas de h
el rayo misteriosoEl espacioso vestíbulo del hotel Olimpia, presentaba una escena interesante al hombre que la observaba desde un sillón situado en un rincón. Había escogido un lugar poco conspi
el reino de las tinieblasDos hombres se hallaban en pie en el centro del vestíbulo del hotel, observando al botones que les traía las maletas desde el ascensor. Según todas las apariencias, se trataba
el templo del crimen¿Quién es La Sombra? Un ser cuya voz se escucha en el éter y cuya risa es una amenaza para sus enemigos. Si alguien está en peligro aparece La sombra para salvarlo en el moment
el triángulo de la muerte-Ahí es. Entra despacio. El desvencijado sedan se detuvo bruscamente. El chofer atendió inmediatamente la orden del hombre que iba sentado a su lado. Hizo girar el volante y el
en los muelles de brooklynSeis hombres hoscos y silenciosos, iban sentados en el interior de un viejo coche de turismo, que, con ruido ronco, avanzaba velozmente por la obscura calle. Con las cortinilla
falsos fantasmas-¡Soy Florecilla! Una voz fría, chillona, farfullaba en la sobrecogedora oscuridad. Al cesar la voz aguda, prevaleció un silencio espectral. -¡Soy Florecilla! El grito repetido
la amenaza roja«¿Quién sabe qué maldad acecha en los corazones de los hombres?» Un hombre de ciencia desarrolla una extraña máquina que aportará una notable y revolucionaria contribución a la
la clínica del crimenUn individuo de baja estatura y complexión robusta descendía por una calle del East Side. Llevaba levantado el cuello del abrigo pardo. Su sombrero gris se inclina-ba sobre el
la destrucción del reino de los ganstersPara hacerse con la hegemonía de los distintos distritos de Chicago, luchan despiadadamente diferentes bandas. La Sombra interviene y con poderosa habilidad provoca una verdade
la gruta de oroClick-click-click-click... Clyde Burke, era todo oídos al sorprender el tamborileo rítmico de aquellos dedos. Su mano, oculta por el libro que estaba leyendo, anotó los puntos
la isla de la duda-Burbank al habla. Estas palabras fueron pronunciadas por un hombre, que se hallaba sentado a una mesa en un minúsculo cuarto sombrío. No había más luz que la derramada por una
la justicia de la sombra-Doble a la izquierda, Holland. -Sí, señor. El chofer, de uniforme, sacó la cabeza por la ventanilla del “sedan”. Viró el coche por la resbaladiza carretera. Los deslumbrantes
la mancha rojaSe oía en las densas tinieblas un repetido tic-tac. De no ser por aquel ruido, habría reinado un silencio absoluto. Pero sólo al producirse se reveló en las sombras la presenci
la mano“La Mano”, es una serie formada de cinco novelas de La Sombra, nunca antes traducida ni publicada al completo por la Editorial Molino —ni en sus publicaciones de Barcelona ni e
la muerte progresivaUna hilera doble de taxis y automóviles particulares se detuvo delante del Hotel Metrolite. Zumbaron los motores y sonaron ruidosamente las bocinas, mientras los conductores, i
la muerte silenciosaLas luces de Manhattan arrojaban un fantástico resplandor, vistas desde las ventanas de la pequeña oficina del rascacielos Brinton. Pero el hombre que se hallaba en la oscurida
la pista del crimenHenric Werndorff, capitán del «Europa», estaba sentado ante un pequeño escritorio en su camarote del gigantesco dirigible. La inmensa nave aérea descansaba en su cobertizo de F
la sombra ríe¿Quién sabe qué maldad acecha en el corazón de los hombres? Después del anochecer, cuando la ciudad se llena de sombras, los gángsters entran en acción. La Sombra, maestro en e
la sombra viviente«Su vida —murmuró lentamente el desconocido— ya no le pertenece. Ahora es mía. Sin embargo, aún puede, si quiere, acabar con ella. ¿Quiere que volvamos al puente?» Durante quin
la torre de la muerte¿Quién sabe qué maldad acecha en el corazón de los hombres? El doctor Palermo, estafador y supercriminal, planea una serie de crímenes con oscuros y siniestros propósitos. Su a
las joyas de los romanoffAl subir el enorme automóvil por el enarenado paseo y detenerse bajo la puerta cochera de un palacio grande, de piedra gris, un observador hubiera dicho que nadie ocupaba el as
las rutas del crimen¡El extraordinario de hoy!... ¡El extraordinario de hoy!... ¡Con los atracos al Nacional y al Parkerside! Graham Wellerton se detuvo al oír el grito del vendedor de periódicos.
los cinco camaleones-¡La Sombra! El grito ronco y de espanto brotó de los labios de un hombre que se acurrucaba junto a la pared de la habitación. Sus ojillos miraban azorados a una elevada figura
los monederos falsosEl vestíbulo del hotel Esparta estaba más concurrido que de costumbre aquella noche. Cliff Marsland, sentado en una de las butacas del vestíbulo, observó este hecho y escrutó c
los muertos misteriososEl deslumbrante faro de la gigantesca locomotora, se extinguió lentamente cuando el expreso del Oeste entró en la estación de Weehawken. Un empleado abrió las puertas. Las figu
los ojos de la sombra¿Quién sabe qué maldad acecha en el corazón de los hombres?Bruce Duncan recibe una herencia extraña. ¡Una herencia que al mismo tiempo es una misión! Las fuerzas del mal entran
los siete silenciosos¿Quién sabe qué maldad acecha en el corazón de los hombres? Después del anochecer, cuando la ciudad se llena de sombras, los gángsters entran en acción. La Sombra, maestro en e
manos en la oscuridad-LL=%1f__ii /r// Los extraños caracteres del mensaje críptico tenían un color sangriento. Aparecían vivos y misteriosos bajo la luz oval de la lámpara del escritorio. -¡El mens
mox el misteriosoLa lámpara de la mesa de escritorio, provista de una pantalla de cristal verde, proyectaba un resplandor lívido, espectral, sobre el individuo sentado a la mesa. En su rostro c
muerte invisibleRodolfo Weston, comisario de policía, estaba sentado a su mesa. Con un codo en la ancha superficie cubierta con una tapa de cristal, descansando la barbilla en una mano, miraba
ojos verdesEl Mountain Limited avanzaba lentamente sobre la vía férrea que atraviesa la parte más agreste de América: la vertiente occidental de las Montañas Rocosas. La velocidad fue red
reyes del crimenUna luz suave y misteriosa se esparcía por el cuarto de negras paredes. El resplandor tenía un tono purpúreo y sus rayos centrábanse en un solo rincón, donde reflejaban la relu
se venden asesinatosEl expreso de las cuatro en punto desde Nueva York estaba llegando a Filadelfia. Empujado por una de las enormes locomotoras eléctricas de Pensilvania, había alcanzado la estac
seis hombres diabólicosEl tórrido sol mejicano se había puesto ya y los últimos rayos que se divisaban en el lejano horizonte lanzaban un débil resplandor, augurio de una noche sofocante. En el crepú
tesoros de muerteLas luces se fundían en luminosa raya, vistas desde el taxi que avanzaba velozmente por la Quinta Avenida. Terry Barliss experimentó un gran placer al contemplar aquella calle,
venganza gitanaA la vez que as de detectives de las fuerzas policiales de Nueva York, Cardona era un verdadero experto en individualizar los distintos tipos raciales que habitaban el cosmopol