Corre el verano de 1936 y la situación política en España se ha complicado en extremo en los últimos meses. En cada puerto se tejen conspiraciones de todo signo pero ninguna de
«Soy clérigo y periodista. Ahora hasta párroco. Hago buenos sermones, aunque en realidad he terminado haciendo pasteles. Mejor aún, ni siquiera eso... Más bien hago que otros l