castigo divinoÉrase una vez un tal Dios del Amor, o Cupido, como comúnmente suele llamársele, que andaba haciendo fechorías por donde se le antojaba. Pero tantos fueron sus antojos que Zeus,
la encrucijada¿Qué puede esperar una muchacha de la vida cuando lo ha perdido casi todo? Familia, amor, amistad... Edlyn no sabe cuánto tuvo, ni cuánto podrá recuperar. En esta segunda parte