leonardo padura
adiós, hemingwayEn la memoria de Mario Conde todavía brilla el recuerdo de su visita a Cojímar de la mano de su abuelo. Aquella tarde de 1960, en el pequeño pueblo de pescadores, el niño tuvo
agua por todas partesLos libros de Leonardo Padura están hechos de historia, y de literatura, y de humo de cigarro cubano, y del béisbol al que tan aficionado es el narrador de La Habana. La nueva
aquello estaba deseando ocurrirEl universo habanero de las novelas de Leonardo Padura ya es inconfundible, pero hasta ahora sus numerosos relatos nunca habían sido recogidos en un solo volumen. Sus cuentos s
como polvo en el vientoEl día comienza mal para Adela, joven neoyorquina de ascendencia cubana, cuando recibe la llamada de su madre. Llevan enfadadas más de un año, porque Adela no solo se ha trasla
el hombre que amaba a los perrosEn 2004, a la muerte de su mujer, Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario de La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vid
el viaje más largoColección de reportajes culturales, fruto de la colaboración del autor en el diario cubano Juventud Rebelde entre 1984 y 1990, en los que ya se puede apreciar el talento del es
fiebre de caballosLos diálogos y escenas amorosas que tienen como escenario La Habana de los años 70 están impregnados de una percepción poética similar a la de aquellos acaecidos en la Matanzas
herejesEn 1939, el S.S. Saint Louis, en el que viajaban novecientos judíos que habían logrado huir de Alemania, pasó varios días fondeado frente a La Habana en espera de que se autori
la cola de la serpienteUnas cuantas calles casi en ruinas, asediadas por los escombros y los delincuentes, es lo que queda del viejo Barrio Chino de La Habana. Cuando se adentra en él un Conde ya ex
la memoria y el olvidoVinculado desde 1995 a la corresponsalía cubana de la agencia Inter Press Service, y desde hace varios años colaborador del servicio mundial de columnistas de la central de la
la neblina del ayerLa Habana, verano de 2003. Han trascurrido catorce años desde que el teniente investigador Mario Conde, desencantado, abandonara la policía. En esos años han ocurrido muchos ca
la novela de mi vidaLeonardo Padura, tras terminar el ciclo de novelas policiacas protagonizadas por el teniente Conde, da una arriesgada vuelta de tuerca a su trayectoria literaria que viene a co
la transparencia del tiempoA un Mario Conde a punto de cumplir sesenta años, y que se siente más en crisis y más escéptico que de costumbre con su país, le llega de manera inesperada un encargo de un ant
los rostros de la salsaLas verdaderas y más íntimas crónicas del Caribe las han narrado las canciones. Y eso lo sabe bien Leonardo Padura, que en esta obra le ha tomado magistralmente el pulso a un g
máscarasEn la tupida arboleda del Bosque de La Habana aparece un 6 de agosto, día en que la Iglesia celebra la transfiguración de Jesús, el cuerpo de un travesti con el lazo de seda ro
nueve noches con amada lunaLeonardo Padura es uno de los escritores cubanos contemporáneos de mayor prestigio internacional. Sus novelas y relatos han sido premiados y publicados en diversas lenguas. En
paisaje de otoñoCon Paisaje de otoño, Leonardo Padura cierra brillantemente la serie de cuatro novelas protagonizadas por el teniente investigador Conde, que ahora, a punto de cumplir treinta
pasado perfectoEl primer fin de semana de 1989 una insistente llamada de teléfono arranca de su resaca al teniente Mario Conde, un policía escéptico y desengañado. El Viejo, su jefe en la Cen
personas decentesLa Habana, 2016. Un acontecimiento histórico sacude Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano» —la primera visita oficial de un presidente est
vientos de cuaresmaEn los infernales días de la primavera cubana en que llegan los vientos calientes del sur, coincidiendo con la Cuaresma, al teniente Mario Conde, que acaba de conocer a Karina,