larry winters
amenza latenteEn alto ese detector, Knut! ¡Es demasiado valioso para perderlo! La exclamación había partido de los labios de un hombre, embutido en amplio capote y con la cara sombreada por
avanzadilla a la tierraAnte los ojos atónitos de los tripulantes, veteranos todos de la navegación sidérea, pero no por ello menos maravillados y hasta un poco asustados ante la magnitud de las grand
despertar en la tierraEl silbido del viento entre los ralos arbustos que coronaban la colina no era bastante para acallar el rumor sordo de aquellos golpes que semejaban brotar de las mismas entraña
el mundo perdidoGirando las manecillas en sentido inverso, solo en la amplia cúpula del observatorio, el muchacho hizo retroceder el tubo del telescopio electrónico hasta enfocar nuevamente lo
fugitivos en el cosmosPese al tiempo transcurrido desde entonces, no obstante los días de convivencia entregados al trabajo, alternando las ocupaciones con los obligados descansos, el hecho resultab
la nueva patriaSobre el cielo enrojecido por los resplandores del crepúsculo se fue agrandando la silueta estilizada del helicóptero, suspendido del círculo plateado de sus paletas que batían
la ruta de marteA ochocientos metros de altura, proyectando su sombra negra sobre la impenetrable masa de verdor que tapizaba el suelo, un bimotor «Vega Ventura» hendía la pesadez de la atmósf
los hombres de noidimUna febril actividad era la nota más destacada de la ciudad submarina que iba completando aceleradamente su primitivo y apresurado nacimiento. Bajo las aguas del Mar Glacial, a
misterio en la antártidaSolo, aislado en la inmensidad del Mar Austral, el recio y pequeño ballenero seguía un rumbo errático entre los hielos flotantes de la Antártida, danzando sobre la marejada con