¡Bienvenidos sean a Hollywood! ¡Al auténtico! ¡Al verdadero! ¡Al único! Nunca hasta ahora se había exhibido con tal crudeza la realidad que oculta la espejeante fachada de esta
Algo más acerca de la «verdadera historia» de esa pequeña ciudad del Oeste llamada Tinseltown, que, por fabricar sueños, saltaría a la fama en los años veinte para convertirse