Los hijos los traes al mundo; sin embargo, los nietos te los traen a casa. No es algo que hayas pedido, pero es algo que no puedes rechazar. Me encontraba en los últimos años d
Los buenos años se escapan entre los dedos ante la mirada atónita de aquel que atraviesa el sendero de la vida. La ternura y la poesía emergen entonces, inevitables, cada vez q