john masterson
balas y pielesLa cantina del fuerte estaba repleta de clientes. Y eran más los civiles que los militares. Cosa lógica, si se piensa que era la fiesta del hogar, por excelencia. La Navidad. Y
el dorado, sueño y muerte—¿Qué te parece esta casa? —Pues que no he visto tanto lujo como en ella en ninguna parte. —Ha costado más de cincuenta mil dólares el mobiliario. —¡Es precioso! ¿Mucho movimie
fue emplumadoLos relatos sobre el viejo o lejano oeste coincidieron con la exploración de los territorios vírgenes del “oeste” Americano. El estilo de vida que tuvieron en el viejo oeste es
locura malvada—¡McCoy! —Hola, Edward. Aquí me tienes. Más muerto que vivo, pero estoy aquí. —¿Cómo te has atrevido a salir con este tiempo? Cierra de una vez esa puerta o nos moriremos conge
muerte silenciosaLas mujeres vestidas de seda y con mucha pintura sobre sus rostros se movían entre los muchos curiosos que entraban y salían y los clientes que había ya dentro, teniendo que ha
siempre con el coltEl nombre de Joe E. Ferguson figura en la historia de los Estados Unidos como el de uno de los pistoleros más famosos, aunque no sean muchos los que se hayan referido a él. Fue
unión de cobardes—Son ya muchas las horas que llevamos galopando, Louis…, ¿no crees que deberíamos descansar un poco…? Los caballos también lo agradecerán. —Sería una locura. Ten en cuenta que