El sol de mediodía caía de plano sobre las praderas y las montañas, calcinando las piedras y resecando las hojas sedientes de los abetos. De aquí a allá, algún macizo de chapar
Los dos hombres estaban acampados al lado del riachuelo. Eran dos tipos extraños. El uno, por su vestimenta y su rostro, era indudablemente mejicano. Tendría unos cuarenta años
Monty Scrape tiró de las bridas bruscamente, y el magnífico garañón se puso casi vertical sobre sus patas traseras. La media docena de hombres que permanecían ante la puerta de
ARDÍA el pueblo en fiestas. La plazoleta central de Topeka estaba cruzada de cuerdas de las cuales pendían farolillos verbeneros y banderitas representativas de todos los Estad