joanne rock
algo de qué hablarEstaba empeñado en conseguirla a pesar de todos los rumores. Amanda Emory, viuda y con dos hijos, quería comenzar de nuevo, lejos de Los Ángeles y de su turbulento pasado. Todo
amante y enemigoEstaban acostumbrados a luchar, pero no podían luchar contra lo que sentían el uno por el otro…Nada más ver a aquella belleza en la almena, empuñando una ballesta, Malcolm McNa
casi una cíngaraDe orígenes humildes, sir Tristan Carlisle había luchado mucho para convertirse en caballero. Ahora que estaba a punto de ganar la tierra y el poder que ansiaba, no iba a permi
cita con el deseoAquélla era la mejor cita de toda su vida. La olvidada libido de Lainie Reynolds había elegido un buen momento para despertar: cuando más trabajo tenía en aquel centro de vacac
cortesano y caballeroEl amor casto y cortés empezaba a parecerle mucho menos atrayente que la idea de dejarse llevar por la pasión… Una muchacha tranquila y estudiosa como lady Ivy Rutherford se co
dulce pasión¿Qué hombre podría resistirse a tan dulce seducción? El periodista Hugh Duncan era capaz de descubrir cualquier intriga internacional, pero no esperaba encontrarse toda una exc
la aventura definitiva¿PODRÍA CAER EN LA TENTACIÓN Y DESPUÉS SEGUIR ADELANTE CON SU VIDA COMO SI NADA HUBIERA PASADO? Lo último que esperaba Christine Chandler cuando aceptó aquel trabajo era dejars
la novia y el caballeroEl secuestro de una novicia no era más que un pecado entre muchos otros... Lucian Barrett sabía que el desear a la futura esposa de su hermano era una ofensa imperdonable. ¿Ent
normas de seducciónLos polos opuestos se atraían… Summer Farnsworth era una experta en romper reglas. ¿Cómo explicarse, entonces, su atracción hacia el señor Correcto, Jackson Taggart? Era arreba
pasión explosivaLo único que Nikki Thornton pretendía era reformar la casa que había heredado de una amiga. El lugar se caía a pedazos, y ella estaba a punto de volverse loca, teniendo que lid
secretos de alcobaNingún hombre sería su dueño. Elysia Rougemont se había jurado a sí misma que no pertenecería a ningún hombre, aunque sabía que una promesa tal era papel mojado para una mujer
un juego de seducción¿Serían capaces de domesticar la pasión por el bien de su hijo? Desde aquel encuentro delirante meses atrás, Roman Zayn, director general de una firma de moda, no había podido
una noche locaNada más verla, Renzo Cesare supo que debía protegerla. Si para ello tenía que fingir ser su cita a ciegas, lo haría. Pero antes de que pudiera dejarla a salvo, ella le susurró
¿amor o engaño?La seducción era el único modo de salvar su empresa, pero ¿quién estaba seduciendo a quién? ¿Podía ser la maquilladora Blair Westcott la saboteadora que se había infiltrado en