Cuando hubo vadeado el río, Slim se encontró ante una ladera empinada cubierta de espeso bosque. La arboleda se extendía muchas millas, al Norte y al Sur, siguiendo la sinuosa
Albert Lyman había quedado solo en el pequeño cementerio. Era una silueta abatida, con los ojos fijos en el débil abultamiento que formaba la tierra encima del ataúd que encerr