PAÍS LIBRO

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james west

demasiados accidentes
El panorama no podía ser más desolador. Debía cuatro meses en el aparcamiento, mi saldo en el banco ascendía a dieciocho dólares con cincuenta centavos, y el frigorífico no con
doble asesinato
Mi Dodge rojo dejó escapar unos runruneos intermitentes, dio algunos pequeños brincos, y se detuvo. La carretera era todo lo polvorienta que uno pueda imaginar, el termómetro a
pacto entre dos
Aquella tarde encontré tres motivos por los que estar de buen humor: había dejado de llover, la rubia oxigenada del Droste Bar lucía un suéter malva de escote más que generoso