Desde el padre melancólico de «Todos los veranos», dominado por «ese humor vagabundo que viene del río y que lo penetra como una humedad»; al habitante insomne y enamorado del
El Circo del Arca lleva su espectáculo itinerante de pueblo en pueblo, para solaz de la gente común y sencilla. De día y de noche, bajo un cielo encendido o una lluvia cegadora