george l. eaton
alas del país de la nieveBill Barnes se inclinó hacia delante en el asiento del piloto del gigantesco aeroplano de transporte completamente metálico, y miró a través del grueso cristal de la izquierda
caído de las alturasA última hora de la tarde de un día de mayo de 1930, Bill Barnes apuntó la proa de su anfibio hacia un agujero que vió en las nubes, en el momento en que divisó por debajo de s
conspiración en el trópicoEn las sombras de las estrechas calles parecían hallarse al acecho la muerte violenta y el asesinato; y también se pudiera creerlas agazapadas en las oscuras y míseras casas de
el agente traidorEmpezaron los sucesos en la población de Westover, en el norte de Michigan. Aquel miércoles, por la tarde, llovía a torrentes, y el pequeño edificio de una planta y de una sola
el camino sangrientoMedia docena de nubecillas de polvo, que eran avestruces corriendo, huían ante la caravana de lento paso. Elevábase el calor de las ardientes arenas del desierto, como de la bo
el círculo llameanteComo siempre Broadway estaba atestado de gente y un clamor incesante llenaba la húmeda noche de octubre. Multicolores coches se esforzaban en atravesar el tráfico congestionado
el cráneo de diamante«Arroja una piedra en un vasto y profundo lago y sus círculos llegarán hasta las orillas más lejanas». Así dice un antiguo proverbio chino. Se encontró una piedra en África del
el dirigible desaparecidoEran las once de la mañana; Goreli, en la Siberia del Norte, era una extensión ilimitada de nieve deslumbradora. El cielo parecía una enorme cúpula de color azul claro, en la q
el escorpión negroMax Preece era un hombre pequeñito. Tuvo que hacer uso de toda su fuerza concentrada para clavar el puñal en la garganta del descuidado guardián. Este murió rápida y silenciosa
el espectro negroSólo se aparecía de noche, como sombra fugitiva o hijo de las tinieblas. Llegaba sediento de poder y de venganza. Procedía de la región de las tumbas y estaba dotado de un pode
el fantasma de la nieblaEl vigía fue el primero en descubrirlo y su clara voz exclamó: -¡Aeroplano a babor! El primer oficial del Laconic, el enorme transatlántico que seguía su camino a través de la
el hombre azulYo debería, ya estar muerto, convertido en cenizas, entre los restos de un avión de carreras. Hace de eso cinco años. Pero por la bondad de Dios y gracias al valor de un hombre
el imperio secretoLos seis Kawasakis surgieron como buitres bardados de acero. ¡Traición! ¡Imprevistos pájaros de muerte! Bill Barnes, al frente de su escuadrilla de seis Snorters y tres aeropla
el lanza de plata atacaTres hombres estaban sentados en una de las habitaciones interiores de una suite del piso quince, en un alto edificio de la capital de la nación. En la puerta de entrada que da
el signo del pumaCuando Bill Barnes abrió los ojos, la habitación empezó a dar vueltas a su alrededor, describiendo círculos rápidos. Sillas, mesas, lámparas y aun las estanterías de los libros
la bala de plataEl barón Igor Michaeloff era un hombre misterioso, que iba de un lado a otro del mundo, vendiendo la muerte. Era un maestro en la intriga internacional, un asesino endurecido,
la escuadrilla de la tormentaEl monoplano de alas bajas, con sus luces de navegación extinguidas, voló sobre Washington a las dos de la madrugada. Una constante llovizna caía tamizada de un techo de espesa
la escuadrilla del arco irisCuenta la Historia que el día 17 del mes de abril del año de gracia de 1610, el osado navegante inglés Henry Hudson se despidió de la alegre ciudad de Londres y emprendió la pe
la escuadrilla del sáharaEn el barrio indígena de Túnez, y en una habitación tapizada, junto a la Rue Sidi Esserden, tres individuos conspiraban. El lugar donde se tramaba el complot se hallaba perdido
la escuadrilla silenciosaTaggart Bone ocupaba la cabecera de la mesa, magníficamente servida, del comedor de su yate Priscila, de sesenta metros de eslora y provisto de motores de aceite pesado. Las cu
la flor sangrientaDesde aquella nebulosa mañana de abril de 1932 en que el comandante Antonio Tomlinson, inventor, trotamundos y explorador, desapareció por completo desconociéndose su destino y
la hermandad de la muerteEl presidiario condenado a cadena perpetua, de ojos duros y rostro pálido, que cruzaba el patio de paseo de Sing Sing, pasó por el lado del joven que iba a ser libertado al día
la isla de los cruzadosEl piloto de moreno rostro que tripulaba el rápido biplano, provisto de camareta, cantaba ante su micrófono en cuanto se extendió por debajo de él la ciudad de Esmirna, también
la marca del buitreAquella habitación de hotel era pequeña y estaba pobremente amueblada; las paredes aparecían cubiertas de papel descolorido, en el que apenas se divisaban unas flores pintadas.
las alas de la muerteCada vez son más frecuentes las noticias de explosiones provocadas por cóndores gigantes en capitales de repúblicas sudamericanas, especialmente en la zona de los Andes. La que
las cumbres de la cordilleraUna fuerza siniestra que llevaba la muerte en sus alas, desafió sobre los riscos silenciosos de los Andes el temple de Bill Barnes y el de su gallardo escuadrón.
los aviones piratasEstaban dos hombres sentados a un velador de hierro, en la acera, ante el Hotel de la Paix, de la isla de la Martinica. Tras ellos, en el centro de la plaza, se erguía la estat
los halcones del cráterBill Barnes, un as de la aviación y veterano de la Primera Guerra Mundial, posee un aeródromo propio donde ha desarrollado el prototipo de un nuevo avión parecido al autogiro.
lucha en la selva«Shorty» Hassfurther acababa de cumplir veintiún años aquella soleada mañana de la primera parte del año 1918. Y le habían puesto el apodo de «Shorty» mientras aprendía acrobac
magia negraJaggar Mace sonreía al guardar nuevamente su pistola automática en la funda, es decir, que sus labios se contraían de un modo que podía tomarse por sonrisa. Pero sus ojos, verd
piratas de la estratosferaEl viejo Carmichael, el Comandante Enoch Carmichael, desertor del Ejército inglés y, más tarde, de la Imperial Armada Alemana, se subió su manga derecha de su traje y consultó
sangre sobre borneoPrecisamente entonces Shorty Hassfurther se hallaba en el mayor apuro de su vida. Física y mentalmente sufría terribles torturas y, lo peor de todo, era que aquello ocurría en