francisco narla
assur«Soy hispano. Del lugar que vosotros llamáis Jacobsland. Llegué aquí como esclavo». En tiempos en que los hombres luchaban por convertirse en leyenda y los días se contaban por
balvaneraSu madre era puta. Su padre, inglés. No tenía apellido cuando el apellido era lo único que espantaba el hambre. Aún así, iluso, Camacho se empeñó en ganarse el pan con el único
breoEl celta que desafió a Roma.Su padre había iniciado el camino, pero fue traicionado. Él, sin embargo, se refugió en la costa, lejos de los clanes; sólo deseaba embarcar hacia l
caja negraImagínese que está a punto de tomar un avión, sus vacaciones han comenzado o quizá es un viaje de negocios… ¿la visita a un pariente…? El tráfico, el aparcamiento, las colas de
donde aúllan las colinasEn Hispania la guerra civil ha terminado. Roma está en manos de un solo hombre: Julio César. Pero su ambición no tiene límites, y conoce un lugar en las colinas del norte donde
fierroEN LA FRONTERA NO HAY MÁS LEY QUE EL HIERRO. Lo llamaban Fierro. Y era mentira. La verdad era su pasado y el pasado, una condena que prefería olvidar. No tenía nada, ni siquier
laínEra huérfano, y bastardo, pero su ilusión estaba clara: que cuando su padre, don Rodrigo Seijas, señor de San Paio, volviera de las Cruzadas, estuviera orgulloso de él. Por eso
los lobos del centenoEn un idílico y recóndito valle de la olvidada Galicia interior del primer cuarto de siglo pasado las leyendas cobran vida El tranquilo y bucólico estilo de vida queda descarna
roninAño del Señor de 1600, Japón hierve en una eterna guerra civil. Los señores feudales alternan alianzas y traiciones en un juego de estrategia en el que cada uno de ellos trata