donald meyer
el fuerte de los fantasmasNo fue un grito, sino una quejumbrosa exclamación emitida por alguien que, de repente, se hubiera visto inmerso en una extraña y desconcertante situación. Los buitres que había
el pistolero del albaApenas tendría unos trece años, por lo que resultaba un tanto chocante que llevara en las manos aquella vieja escopeta de caza y que estuviera en aquellos parajes tan solitario
la sombra de oteloEl animal, como si hubiera comprendido a su dueño, aceleró el paso. Desde que había abandonado el territorio de Montana, hacía de eso un par de semanas, no había encontrado a n
la sonrisa de la muerteEl vagabundo, un hombre alto y delgado, de unos treinta años, intentó doblarse sobre sí mismo para escapar al castigo, pero el fulano que le sujetaba por la espalda le dio con
los herederos del diabloA la secretaria no le extrañó en absoluto que su jefe hubiera llamado con semejante apodo al recién llegado. Si aquel energúmeno no era el diablo en carne y hueso es que, decid
misión para un cretinoLos informes que le habían llegado de los distintos Estados del Sur eran verdaderamente alarmantes. Como consecuencia del asesinato del presidente Lincoln, el 14 de abril, band
una botella de whiskyEl carromato, tirado por dos caballos, abandonó el patio de la factoría y tomó la ruta que serpenteaba entre las planicies suavemente onduladas de la región para dirigirse a la