Henry se moría de curiosidad por ver el equipo de conexión, así que subió corriendo las escaleras. Tocaría la puerta y le pediría a Harvey Ángel que le enseñara el equipo. Pero
Nada volvió a ser igual en el 131 de Ballantyre Road después de la visita de Harvey Ángel: la vida empezó a ser mucho más alegre. La señorita Skivy aprendió a andar en patineta