—¡No volverá a entrar en esta casa! —A través de la puerta cerrada salió el grito desesperado—. ¡En mi familia nunca ha habido un asesino! Tommy oyó el grito de su padre. Él se
Al ver cómo su enemigo alargaba aquellas manos, que le habían machacado el rostro, pretendió escapar consciente de que ninguna palabra, ni el mejor defensor del mundo, le salva