Carlota de la Vega no es una mujer acostumbrada a pisar establecimientos de comida rápida, o a frecuentar lugares de acceso libre para todo el público. A sus treinta años, es l
A Marta nunca se le ha dado muy bien eso de destacar, ni de ir por la vida sin dar traspiés. Pero todo puede cambiar ante la inminente visita a su ciudad de su amor platónico: