nunca fui un ángelJohn Preston no era un buen tipo, aunque tampoco se enorgullecía de serlo. Al contrario, sabe muy bien que sólo es un hijo de puta con suerte. Y, quizás por esto, cuando le pro
rosas de otoñoJane Goley lo ha perdido todo en la vida y ya solo aspira a convertirse en institutriz. Y, quizá, con algo de suerte, volver a encontrarse con el misterioso hombre del cementer