Keith Davis era una verdadera estrella de rock, acostumbrado a robar las miradas de las chicas al pasar con su 1.80 de altura y tatuajes por la calle o el escenario. Hasta que
La vida ha funcionado para mí de maneras misteriosas, y aquí estaba frente a la chica que se había estado robando todos mis suspiros desde que la conocí. Era absolutamente herm