Hay un espacio en mí sobre el cual nadie tiene poder. Es el espacio donde Dios habita en mí. Allí entro en contacto con mi verdadero yo. Allí soy por entero yo mismo. Allí mi y
No resulta raro observar cómo personas que han vivido gustosamente durante bastante tiempo su matrimonio o su vocación religiosa, al aproximarse a los cuarenta años, abandonan